Un gobierno totalitario
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35 años sin libertades públicas »Más
La Comisión de Verdad y Justicia afirma la responsabilidad personal de Alfredo Stroessner Matiauda, y excluye toda hipótesis de que dichas violaciones pudieran haber sido cometidas sin su conocimiento. »Más
El general Alfredo Stroessner, afiliado al Partido Colorado, toma el poder el 4 de mayo de 1954, mediante un golpe de Estado que destituyó al presidente colorado Federico Chaves. »Más
Los atropellos a las libertades públicas y las violaciones sistemáticas a los derechos humanos fueron la principal característica del régimen que sometió a toda la sociedad paraguaya durante 35 años. »Más
Los 35 años de dictadura del presidente Stroessner se sustentaron en un aparato legal que tenía varios instrumentos legales de subyugación. »Más
La Comisión de Verdad y Justicia afirma la responsabilidad personal de Alfredo Stroessner Matiauda en todos los casos de violación a los derechos humanos. »Más
El régimen stronista elevó el terrorismo de Estado a una forma de gobierno, al régimen totalitario como una política de Estado permanente. »Más
La economía del régimen totalitario de Stroessner se caracterizó por la corrupción generalizada tanto en el ámbito público como en el privado. »Más
A diferencia de otras dictaduras militares latinoamericanas, el régimen de Stroessner constituyó un sistema político tendiente a permanecer indefinidamente en el tiempo y no un régimen transitorio de excepción. »Más
El analista económico Pablo Herken, sin afiliación política, y Juan Félix "Pon" Bogado Gondra, político liberal, fueron acusados de comunistas por el stronismo. »Más
Las elecciones se realizaban con graves restricciones a la libertad de reunión, de asociación, y sin la garantía de libertades públicas, sin amnistía para los exiliados y con centenares de presos políticos sin proceso. »Más
Las grandes extensiones de tierra quedaron en manos del Presidente de la República, de sus familiares y allegados. »Más
El totalitarismo
El Stronismo
El máximo responsable
La Comisión de Verdad y Justicia afirma la responsabilidad personal de Alfredo Stroessner Matiauda, y excluye toda hipótesis de que dichas violaciones pudieran haber sido cometidas sin su conocimiento. Instauró un sistema político de concentración del poder en su persona impulsado por la propaganda oficial, cooptó al Partido Colorado imponiéndose como presidente honorario y socio número uno; dispuso privilegios para los militares y sus allegados e impuso arbitrariamente castigos crueles fuera de la ley a quienes simplemente eran sospechados de no coincidir con él; además, propició un sistema de espionaje de los ciudadanos dentro y fuera del país a través de las embajadas y consulados, por lo que su responsabilidad personal en casos paradigmáticos fue activa y en otros, complaciente. Jamás pudo haber desconocido las violaciones cometidas, por la concentración absoluta e ilegal del poder y la información en su persona.
Un golpe a su propio partido
El general Alfredo Stroessner, afiliado al Partido Colorado, toma el poder el 4 de mayo de 1954, mediante un golpe de Estado que destituyó al presidente colorado Federico Chaves. Al producirse una acefalía en el gobierno, la Junta del Partido Colorado designa como presidente interino a Tomás Romero Pereira por unos 4 días. En ese breve tiempo, el Partido Colorado postula al general golpista para la presidencia de la República para completar el periodo presidencial de Federico Chaves. Stroessner asume oficialmente la presidencia el 15 de agosto de 1954. Se inicia así la llamada “era de Stroessner” con la alianza política entre el Partido Colorado, el militar golpista y las Fuerzas Armadas, que constituyen “la unidad granítica” del sistema que perduró hasta 1989. Se inicia así una de las épocas más oscuras del pasado reciente del Paraguay. Un pasado que extiende sus secuelas hasta hoy. “El totalitarismo es la intervención del Estado en todas las actividades de las personas, tanto en lo público como en lo privado. Es una intromisión detallada, minuciosa, en la intimidad del hombre”. La dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989) fue totalitaria porque se ejerció un dominio absoluto sobre toda la sociedad abarcando tanto lo público como lo privado, el sistema educativo, la cultura, las asociaciones gremiales, sindicales y patronales, así como sobre comportamientos establecidos en todos los niveles.
Violación sistemática de los derechos humanos
Los atropellos a las libertades públicas y las violaciones sistemáticas a los derechos humanos fueron la principal característica del régimen que sometió a toda la sociedad paraguaya durante 35 años. La Comisión de Verdad y Justicia (CVJ), durante su mandato, recibió más de dos mil denuncias y testimonios sobre algunas violaciones de derechos humanos cometidas durante el régimen stronista de 1954 a 1989. La CVJ recibió testimonios desde diciembre de 2004 y los procesó hasta julio de 2008, los cuales junto con otros sólidos archivos preexistentes conforman la base de datos. En el anexo del Informe Final se incluye un listado de las víctimas elaborado a partir de la base de datos. Los cálculos de víctimas comparados con la población total del Paraguay que en promedio fue de 2.500.000 –1.300.000 en 1950 y 4.100.000 en 1992– y con la población adulta del país, que fue en promedio 1.250.000, arrojan los siguientes resultados: se detuvo en forma arbitraria o ilegal al 0,79% de la población total, una de cada 126 personas, una de cada 63 adultos. Se torturó al 0,75% de la población total, a una de cada 133 personas, una de cada 67 adultos. Se ejecutó en forma extrajudicial o se hizo desaparecer a una de cada 6.345 personas. Se envió al exilio a 1,4 por mil de la población, una de cada 721 personas.
Los atropellos y violaciones a los DD.HH. tenían blindaje legal
Los 35 años de dictadura del presidente Stroessner se sustentaron en un aparato legal que tenía varios instrumentos legales de subyugación, destacándose tres de ellos como los principales a ser usados; estos fueron: el Estado de sitio, la Ley Nº 294 de la Defensa de la Democracia, del 17 de octubre de 1955, y la Ley Nº 209, de la Defensa de la Paz Pública y Libertad de las Personas, del 15 de setiembre de 1970. El Estado de sitio fue el mayor instrumento jurídico del stronismo, el que sustentó la más frecuente de las violaciones de derechos humanos consistentes en detenciones arbitrarias de personas y en varios casos en más de dos décadas. Era un "componente institucionalizado y permanente del mecanismo del Gobierno", que le permitía "ejercer poderes discrecionales absolutos, sin consideración alguna de derechos legales ni de garantías constitucionales".
La responsabilidad personal de Alfredo Stroessner
La Comisión de Verdad y Justicia afirma la responsabilidad personal de Alfredo Stroessner Matiauda en todos los casos de violación a los derechos humanos. Alfredo Stroessner tuvo responsabilidad directa, personal e institucional, ya que como Jefe Supremo de Estado y Jefe de Gobierno tuvo a su cargo la administración general del país. El dictador dirigió personal y exclusivamente las Relaciones Exteriores de la República y, siendo Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de la Nación, también fue el responsable directo de los abusos cometidos por las fuerzas policiales-militares en todo el país.
Archivo del terror, la prueba contra Stroessner
El régimen stronista elevó el terrorismo de Estado a una forma de gobierno, al régimen totalitario como una política de Estado permanente. Documentos oficiales encontrados en el archivo del terror demuestran que las acciones emprendidas fueron planificadas previamente. Las torturas, asesinatos y desapariciones fueron metodologías, patrones de conducta y modus operandi ordenados y cumplidos en forma sistemática. Esta situación revela que sus agentes tenían entrenamiento y experiencia en la perpetración de violaciones de los derechos humanos.
La economía durante la dictadura
El economista Pablo Herken refiere que la economía del régimen totalitario de Stroessner se caracterizó por la corrupción generalizada tanto en el ámbito público como en el privado. Existió un “sistema de privilegios” por medio del cual los recomendados, los militares, policías y otros sectores leales al régimen tenían asegurado un mejor estatus económico que el resto de la población. El sistema clientelar y prebendario era la constante en todas las transacciones con el Estado. El gobierno stronista inauguró el concepto de “Contrabando el precio de la paz”, en la cual militares, policías y gente cercana al gobierno totalitario tenía luz verde para ingresar mercaderías de contrabando. "Todo lo relacionado a la informalidad, la ilegalidad empezó a nacer también". Las grandes obras civiles como Itaipú, fueron utilizadas como botín político y repartija de dinero. La etapa intermedia de la dictadura, entre los años 1972 y 1974, es la que la gente recuerda cuando afirma que con el stronismo se hablaba menos y se comía más. Con las grandes obras vino también la corrupción; por ejemplo, la construcción de la INC con capital francés, cuya obra se sobre facturó tres veces más que su precio real, lo mismo pasó con los grandes hospitales como el del Cáncer y del Quemado. Otra dato resaltante de la economía de la dictadura fue lo relacionado a Presupuesto General de Gastos de la Nación. Los presupuestos más altos eran los de Defensa e Interior. Los de Educación y Salud estaban por el suelo, existía poca inversión en proyectos sociales y educativos. La decadencia económica vino después de 1980, cuando las reservas internacionales del Paraguay acabaron y el Gobierno se encontró incapaz de cubrir su deuda externa.
El stronismo, una dictadura con características propias
A diferencia de otras dictaduras militares latinoamericanas, el régimen de Stroessner constituyó un sistema político tendiente a permanecer indefinidamente en el tiempo y no un régimen transitorio de excepción. Otra particularidad es que la dictadura stronista se sostuvo no solamente en las Fuerzas Armadas, sino también fue apoyada desde su inicio por un partido político tradicional paraguayo: la ANR. Incluso este partido buscó prolongarse a través de la lógica dinástica de los stronistas, que afirmaba que ante la salida de Alfredo Stroessner debía asumir el poder su hijo, Gustavo. El modelo represivo paraguayo no creó estructuras militares o policiales clandestinas diferentes o paralelas a las oficiales y públicas del Estado paraguayo. Las distintas estructuras del aparato político, militar y policial perpetraron graves violaciones de derechos humanos de manera visible y publicitada. Tampoco existieron centros de detención y tortura clandestina, usándose para ese efecto dependencias policiales, militares, gubernamentales y civiles conocidas.
La excusa: el comunismo
El analista económico Pablo Herken, sin afiliación política, y Juan Félix "Pon" Bogado Gondra, político liberal, fueron acusados de comunistas por el stronismo. La dictadura paraguaya se alineó desde sus inicios con el discurso anticomunista de la Guerra Fría y de la Doctrina de Seguridad Nacional. La oposición a este pensamiento y las prácticas políticas de izquierda autodefinirían al régimen como una “democracia sin comunismo”, funcionando como legitimador del sistema. Pese a la omnipresencia y agresividad de este discurso anticomunista, el stronismo nunca consideró el comunismo, ni cualquier otra formación de izquierda, como una amenaza política real. Su anticomunismo era una excusa para reprimir a toda la oposición así como para obtener mayor cooperación técnica y financiera de los Estados Unidos.
Una parodia de proceso electoral
Las elecciones presidenciales durante la dictadura, realmente fueron una parodia. Desde 1947 las demás organizaciones políticas estaban proscritas, pero en los 60 se adoptó un sistema electoral seudocompetitivo que integró otros partidos al Parlamento, pero con leyes y prácticas comiciales que impedían una competencia libre y efectiva de la oposición. Las elecciones se realizaban con graves restricciones a la libertad de reunión, de asociación, y sin la garantía de libertades públicas, sin amnistía para los exiliados y con centenares de presos políticos sin proceso. El padrón electoral era manejado solamente por un partido político: el Partido Colorado. Los fraudes antes y en el día de la elección fueron la constante, no existía posibilidad de control real por parte de la ciudadanía. La Junta Electoral Central, que era la organizadora y juzgadora de las elecciones, estaba manejada totalmente por el partido de gobierno. En la práctica no existía elección, sino solamente un simulacro de votación. Los resultados de la votación se conocían de antemano muchos meses antes y era objeto del descrédito total de la ciudadanía, incluso de muchos colorados.
Repartija de tierras para funcionarios de gobierno
Las grandes extensiones de tierra quedaron en manos del Presidente de la República, de sus familiares y allegados. Los hombres cercanos al dictador fueron los “sujetos de la reforma agraria”, entre ellos se puede citar a ministros del Poder Ejecutivo, altos funcionarios de gobierno, militares y policías en servicio activo, senadores y diputados, políticos, y latifundistas. Así como empresarios e industriales que no se dedicaban a la agricultura ni a la ganadería y que ni siquiera residían en los lotes. La reforma agraria de Stroessner benefició incluso a dictadores perseguidos por la justicia de su país y refugiados por la dictadura en el Paraguay.
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El totalitarismo
El Stronismo
El máximo responsable
Un golpe a su propio partido
Violación sistemática de los derechos humanos
Los atropellos y violaciones a los DD.HH. tenían blindaje legal
La responsabilidad personal de Alfredo Stroessner
Archivo del terror, la prueba contra Stroessner
La economía durante la dictadura
El stronismo, una dictadura con características propias
La excusa: el comunismo
Una parodia de proceso electoral
Repartija de tierras para funcionarios de gobierno
Un gobierno totalitario
El totalitarismo
Un gobierno totalitario
El Stronismo
Un gobierno totalitario
El máximo responsable
La Comisión de Verdad y Justicia afirma la responsabilidad personal de Alfredo Stroessner Matiauda, y excluye toda hipótesis de que dichas violaciones pudieran haber sido cometidas sin su conocimiento. Instauró un sistema político de concentración del poder en su persona impulsado por la propaganda oficial, cooptó al Partido Colorado imponiéndose como presidente honorario y socio número uno; dispuso privilegios para los militares y sus allegados e impuso arbitrariamente castigos crueles fuera de la ley a quienes simplemente eran sospechados de no coincidir con él; además, propició un sistema de espionaje de los ciudadanos dentro y fuera del país a través de las embajadas y consulados, por lo que su responsabilidad personal en casos paradigmáticos fue activa y en otros, complaciente. Jamás pudo haber desconocido las violaciones cometidas, por la concentración absoluta e ilegal del poder y la información en su persona.
Un gobierno totalitario
Un golpe a su propio partido
El general Alfredo Stroessner, afiliado al Partido Colorado, toma el poder el 4 de mayo de 1954, mediante un golpe de Estado que destituyó al presidente colorado Federico Chaves. Al producirse una acefalía en el gobierno, la Junta del Partido Colorado designa como presidente interino a Tomás Romero Pereira por unos 4 días. En ese breve tiempo, el Partido Colorado postula al general golpista para la presidencia de la República para completar el periodo presidencial de Federico Chaves. Stroessner asume oficialmente la presidencia el 15 de agosto de 1954. Se inicia así la llamada “era de Stroessner” con la alianza política entre el Partido Colorado, el militar golpista y las Fuerzas Armadas, que constituyen “la unidad granítica” del sistema que perduró hasta 1989. Se inicia así una de las épocas más oscuras del pasado reciente del Paraguay. Un pasado que extiende sus secuelas hasta hoy. “El totalitarismo es la intervención del Estado en todas las actividades de las personas, tanto en lo público como en lo privado. Es una intromisión detallada, minuciosa, en la intimidad del hombre”. La dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989) fue totalitaria porque se ejerció un dominio absoluto sobre toda la sociedad abarcando tanto lo público como lo privado, el sistema educativo, la cultura, las asociaciones gremiales, sindicales y patronales, así como sobre comportamientos establecidos en todos los niveles.
Un gobierno totalitario
Violación sistemática de los derechos humanos
Los atropellos a las libertades públicas y las violaciones sistemáticas a los derechos humanos fueron la principal característica del régimen que sometió a toda la sociedad paraguaya durante 35 años. La Comisión de Verdad y Justicia (CVJ), durante su mandato, recibió más de dos mil denuncias y testimonios sobre algunas violaciones de derechos humanos cometidas durante el régimen stronista de 1954 a 1989. La CVJ recibió testimonios desde diciembre de 2004 y los procesó hasta julio de 2008, los cuales junto con otros sólidos archivos preexistentes conforman la base de datos. En el anexo del Informe Final se incluye un listado de las víctimas elaborado a partir de la base de datos. Los cálculos de víctimas comparados con la población total del Paraguay que en promedio fue de 2.500.000 –1.300.000 en 1950 y 4.100.000 en 1992– y con la población adulta del país, que fue en promedio 1.250.000, arrojan los siguientes resultados: se detuvo en forma arbitraria o ilegal al 0,79% de la población total, una de cada 126 personas, una de cada 63 adultos. Se torturó al 0,75% de la población total, a una de cada 133 personas, una de cada 67 adultos. Se ejecutó en forma extrajudicial o se hizo desaparecer a una de cada 6.345 personas. Se envió al exilio a 1,4 por mil de la población, una de cada 721 personas.
Un gobierno totalitario
Los atropellos y violaciones a los DD.HH. tenían blindaje legal
Los 35 años de dictadura del presidente Stroessner se sustentaron en un aparato legal que tenía varios instrumentos legales de subyugación, destacándose tres de ellos como los principales a ser usados; estos fueron: el Estado de sitio, la Ley Nº 294 de la Defensa de la Democracia, del 17 de octubre de 1955, y la Ley Nº 209, de la Defensa de la Paz Pública y Libertad de las Personas, del 15 de setiembre de 1970. El Estado de sitio fue el mayor instrumento jurídico del stronismo, el que sustentó la más frecuente de las violaciones de derechos humanos consistentes en detenciones arbitrarias de personas y en varios casos en más de dos décadas. Era un "componente institucionalizado y permanente del mecanismo del Gobierno", que le permitía "ejercer poderes discrecionales absolutos, sin consideración alguna de derechos legales ni de garantías constitucionales".
Un gobierno totalitario
La responsabilidad personal de Alfredo Stroessner
La Comisión de Verdad y Justicia afirma la responsabilidad personal de Alfredo Stroessner Matiauda en todos los casos de violación a los derechos humanos. Alfredo Stroessner tuvo responsabilidad directa, personal e institucional, ya que como Jefe Supremo de Estado y Jefe de Gobierno tuvo a su cargo la administración general del país. El dictador dirigió personal y exclusivamente las Relaciones Exteriores de la República y, siendo Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de la Nación, también fue el responsable directo de los abusos cometidos por las fuerzas policiales-militares en todo el país.
Un gobierno totalitario
Archivo del terror, la prueba contra Stroessner
El régimen stronista elevó el terrorismo de Estado a una forma de gobierno, al régimen totalitario como una política de Estado permanente. Documentos oficiales encontrados en el archivo del terror demuestran que las acciones emprendidas fueron planificadas previamente. Las torturas, asesinatos y desapariciones fueron metodologías, patrones de conducta y modus operandi ordenados y cumplidos en forma sistemática. Esta situación revela que sus agentes tenían entrenamiento y experiencia en la perpetración de violaciones de los derechos humanos.
Un gobierno totalitario
La economía durante la dictadura
El economista Pablo Herken refiere que la economía del régimen totalitario de Stroessner se caracterizó por la corrupción generalizada tanto en el ámbito público como en el privado. Existió un “sistema de privilegios” por medio del cual los recomendados, los militares, policías y otros sectores leales al régimen tenían asegurado un mejor estatus económico que el resto de la población. El sistema clientelar y prebendario era la constante en todas las transacciones con el Estado. El gobierno stronista inauguró el concepto de “Contrabando el precio de la paz”, en la cual militares, policías y gente cercana al gobierno totalitario tenía luz verde para ingresar mercaderías de contrabando. "Todo lo relacionado a la informalidad, la ilegalidad empezó a nacer también". Las grandes obras civiles como Itaipú, fueron utilizadas como botín político y repartija de dinero. La etapa intermedia de la dictadura, entre los años 1972 y 1974, es la que la gente recuerda cuando afirma que con el stronismo se hablaba menos y se comía más. Con las grandes obras vino también la corrupción; por ejemplo, la construcción de la INC con capital francés, cuya obra se sobre facturó tres veces más que su precio real, lo mismo pasó con los grandes hospitales como el del Cáncer y del Quemado. Otra dato resaltante de la economía de la dictadura fue lo relacionado a Presupuesto General de Gastos de la Nación. Los presupuestos más altos eran los de Defensa e Interior. Los de Educación y Salud estaban por el suelo, existía poca inversión en proyectos sociales y educativos. La decadencia económica vino después de 1980, cuando las reservas internacionales del Paraguay acabaron y el Gobierno se encontró incapaz de cubrir su deuda externa.
Un gobierno totalitario
El stronismo, una dictadura con características propias
A diferencia de otras dictaduras militares latinoamericanas, el régimen de Stroessner constituyó un sistema político tendiente a permanecer indefinidamente en el tiempo y no un régimen transitorio de excepción. Otra particularidad es que la dictadura stronista se sostuvo no solamente en las Fuerzas Armadas, sino también fue apoyada desde su inicio por un partido político tradicional paraguayo: la ANR. Incluso este partido buscó prolongarse a través de la lógica dinástica de los stronistas, que afirmaba que ante la salida de Alfredo Stroessner debía asumir el poder su hijo, Gustavo. El modelo represivo paraguayo no creó estructuras militares o policiales clandestinas diferentes o paralelas a las oficiales y públicas del Estado paraguayo. Las distintas estructuras del aparato político, militar y policial perpetraron graves violaciones de derechos humanos de manera visible y publicitada. Tampoco existieron centros de detención y tortura clandestina, usándose para ese efecto dependencias policiales, militares, gubernamentales y civiles conocidas.
Un gobierno totalitario
La excusa: el comunismo
El analista económico Pablo Herken, sin afiliación política, y Juan Félix "Pon" Bogado Gondra, político liberal, fueron acusados de comunistas por el stronismo. La dictadura paraguaya se alineó desde sus inicios con el discurso anticomunista de la Guerra Fría y de la Doctrina de Seguridad Nacional. La oposición a este pensamiento y las prácticas políticas de izquierda autodefinirían al régimen como una “democracia sin comunismo”, funcionando como legitimador del sistema. Pese a la omnipresencia y agresividad de este discurso anticomunista, el stronismo nunca consideró el comunismo, ni cualquier otra formación de izquierda, como una amenaza política real. Su anticomunismo era una excusa para reprimir a toda la oposición así como para obtener mayor cooperación técnica y financiera de los Estados Unidos.
Un gobierno totalitario
Una parodia de proceso electoral
Las elecciones presidenciales durante la dictadura, realmente fueron una parodia. Desde 1947 las demás organizaciones políticas estaban proscritas, pero en los 60 se adoptó un sistema electoral seudocompetitivo que integró otros partidos al Parlamento, pero con leyes y prácticas comiciales que impedían una competencia libre y efectiva de la oposición. Las elecciones se realizaban con graves restricciones a la libertad de reunión, de asociación, y sin la garantía de libertades públicas, sin amnistía para los exiliados y con centenares de presos políticos sin proceso. El padrón electoral era manejado solamente por un partido político: el Partido Colorado. Los fraudes antes y en el día de la elección fueron la constante, no existía posibilidad de control real por parte de la ciudadanía. La Junta Electoral Central, que era la organizadora y juzgadora de las elecciones, estaba manejada totalmente por el partido de gobierno. En la práctica no existía elección, sino solamente un simulacro de votación. Los resultados de la votación se conocían de antemano muchos meses antes y era objeto del descrédito total de la ciudadanía, incluso de muchos colorados.
Un gobierno totalitario
Repartija de tierras para funcionarios de gobierno
Las grandes extensiones de tierra quedaron en manos del Presidente de la República, de sus familiares y allegados. Los hombres cercanos al dictador fueron los “sujetos de la reforma agraria”, entre ellos se puede citar a ministros del Poder Ejecutivo, altos funcionarios de gobierno, militares y policías en servicio activo, senadores y diputados, políticos, y latifundistas. Así como empresarios e industriales que no se dedicaban a la agricultura ni a la ganadería y que ni siquiera residían en los lotes. La reforma agraria de Stroessner benefició incluso a dictadores perseguidos por la justicia de su país y refugiados por la dictadura en el Paraguay.

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